Estos días tengo compañera de piso. No, no he vuelto a mi época de estudiante ni me he quedado en el paro. La cosa es que una amiga acaba de separarse tras cinco años de noviazgo y uno de matrimonio, y la he acogido en mi casa para darle apoyo moral (y para poder atiborrarme de helado con ella sin sentirme culpable).
[pullquote]Mi amiga Ana se había acostumbrado a lo bueno, a vestir de marca, a viajar donde le apeteciese y a no tener que preocuparse por llegar a fin de mes[/pullquote]
Ana es profesora de educación infantil y hasta hace unos días era la esposa del director ejecutivo de una empresa bastante top. Vivían en un ático enorme en el centro, y los fines de semana se escapaban a su chaletazo de la sierra para desconectar del trabajo. Por no hablar del apartamento en Ibiza y los cochecitos que se gastaban. Ahora, Ana está instalada en mi estudio-zulo de 50 metros cuadrados y coge el metro todos los días para ir a trabajar.