Muchos hombres se sienten cómodos con la manera en la que practican sexo; incluso se consideran buenos y experimentados amantes con cierta soltura y, por qué no, pueden serlo realmente. Sin embargo, conseguir una completa conexión en la cama no es tarea fácil y caer en posturas aprendidas no sólo es rutinario, se puede convertir en algo poco excitante tanto para los dos.
Cuando se está en pareja es más sencillo conocer dónde podemos encontrarlas cosquillas, generar un escalofrío o rozar ese punto que sabemos excita a la otra persona. Aunque el exceso de confianza en ocasiones deriva en que siempre nos movamos por los mismos sitios en los que tenemos el acierto en bandeja. Pero, ¿y la capacidad de sorpresa?
Estés o no emparejado, no te acomodes. Cuando hacemos el amor el tacto es el sentido que más se estimula. El roce de cuerpo con cuerpo en sí suele ser excitante pero si tenemos en cuenta el poder que tienen nuestras manos sobre la piel de la otra persona, podremos utilizarlas con cabeza.