No te obsesiones. Algunas de las escenas habituales de las películas X que muchas personas idolatran son sólo aptas para profesionales. No lo intenten en sus dormitorios.
Su consumo es mucho más habitual de lo que queramos reconocer. Tanto hombres como mujeres utilizan el porno para excitarse y disfrutar de una buena sesión de sexo practicado a lo grande y, por qué no, coger alguna idea para inspirarse para su día a día. “Mucha gente piensa que la pornografía es un reflejo de lo que sucede realmente en los dormitorios e intentan imitar lo que ven cuando mantienen relaciones sexuales”, explica en ‘Men’s Health’ Ana Bridges, psicóloga experta en el análisis de los efectos de la pornografía en las relaciones de pareja.
Innovar en la cama no sólo está bien, en muchos casos es necesario para reavivar la pasión, pero siempre con cabeza. “Está claro que podríamos ampliar el repertorio, pero también deberíamos limitar la búsqueda de ideas”, recomienda Bridges, quien enumera algunas de las escenas habituales del porno que muchos idolatran pero “son sólo aptas para profesionales”. No lo intenten en sus casas.
1. Doble penetración
En un reciente análisis sobre el tipo de pornografía de mayor consumo, Bridges encontró que casi una de cada cinco escenas destacadas incluían la doble penetración. Sin embargo, según datos de otra investigación, sólo el 3% de los hombres y el 1% las mujeres han tratado de practicarla en la vida real. El hecho es que en la vida real este acto resultaría bastante doloroso para la inmensa mayoría de las vaginas y anos comunes. Si queremos hacer algo mínimamente parecido podemos probar a introducir un vibrador en escena que, en lugar de ir a parar a la vagina a la par que el miembro viril, ayude a excitar simultáneamente la zona del clítoris. Una vez esté suficientemente lubricada la mujer, quizás quepan ambos falos.
2. Orgasmos brutales (y asegurados)
Lo sabes, el porcentaje de mujeres que alcanzan el clímax durante sus relaciones sexuales no es ni parecido al de los hombres, quienes lo disfrutan en más del 80% de las ocasiones. De hecho, son muchas las que optan por fingirlos con el objetivo de autoanimarse y llegar de verdad. “Si las mujeres se excitasen con la misma facilidad que las actrices porno, estarían teniendo orgasmos todo el día. Es un éxtasis poco realista”, sentencia Bridges.