Probablemente más de una vez hayas cogido un bote de nata de la nevera con el que untar a tu chica. ¿Y quién no ha usado la berenjena del Whatsapp como sustituta del miembro viril en una conversación subida de tono? Hay alimentos que tienen su propio erotismo, y que son utilizados como juegos eróticos o para dar placer sexual. Es lo que se llama sitofilia.
La versión más clásica de la sitofilia es la penetración con frutas o verduras con forma fálica, véase plátanos, calabacines, pepinos, zanahorias, mazorcas de maíz… Lo que vienen siendo consoladores de la madre naturaleza, de uso tanto individual como en pareja, hetero u homosexual. Otros alimentos, como las sandías o las famosas calabazas de la película Night on Earth, permiten ser penetrados haciendo un agujero del tamaño adecuado.
Las posibilidades son infinitas, y las prácticas sexuales van más allá del simple concepto de comer alimentos afrodisíacos. Clásicos potenciadores de la libido como el chocolate o la miel se extienden directamente sobre el cuerpo desnudo de la pareja, para poder lamerlos luego directamente sobre la piel.